martes, 29 de septiembre de 2015

4. Literatura y Publicidad: diferencias y similitudes

     En el acto de la comunicación se presentan unos elementos fundamentales, que son, según su función, el emisor que cumple una función expresiva; el receptor, en este caso, la función conativa; el mensaje, indispensable para activar la función poética; el código, el cual cumple una función metalingüística; el contexto, la función conativa, y, por último, el canal, el cual cumple la función fática. Todos estos elementos son indispensables para que se cumpla el acto de la comunicación. Cada uno determina una de las funciones del lenguaje y siempre predomina uno u otro.

     Acercándonos a lo que nos interesa, en el ámbito de la publicidad siempre ha habido una dicotomía entre la obra literaria y la publicidad, aunque esto no quiere decir que, estas dos modalidades, tengan rasgos comunes. 

     En primer lugar, hablaremos de las diferencias: 
     En la obra literaria, pues, el emisor suele ser individual. No obstante, en la publicidad el emisor no es autor en sí mismo, sino la empresa que encarga la propia publicidad para hacer referencia a un producto determinado o la cosa promocionada. Por tanto, el autor es "invisible". 
     Por otro lado, en cuanto a la función expresiva, en la literatura lo que produce ganancias es el "reality"; mientras que en la publicidad, se valora el efecto –que puede influir directa o indirectamente– sobre el lector. 

     Como habíamos dicho antes, literatura y publicidad constan también de rasgos comunes o similitudes entre sí. Así por ejemplo, utilizan la misma retórica. Como también, pueden hacer referencia a los mitos, es decir, hablando de las necesidades que tenemos todos (ej.: el erotismo o la "eterna juventud").

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